Leo y la música

Para hacernos una idea de un Leo prototípico, imaginemos una mezcla de monarca y actor consagrado; Dos caracteres que se esfuerzan por mantener el dominio en todas las situaciones —con cierta distancia jerárquica sobre los demás— para paliar su necesidad de honor, autoconfianza, reivindicación personal y reconocimiento social. Para ello, no ahorran esfuerzos y perseverancia en cualquier empresa, profesional o vital, ya que no admiten de buen grado ser segundos en nada o que su empeño pase desapercibido.

 

Los Leo valoran la entrega, la generosidad y la disposición caritativa. Desprecian la ruindad y el carácter débil. Su sentido de la belleza, la elegancia y las buenas maneras son conocidos, airean los lugares tristes con su brillo personal y su voluntad seductora. Su noción de la nobleza y la justicia les hace ser buenos organizadores en el manejo de los grupos humanos. Gracias a esto, pueden ser los mejores ejecutivos.

 

Sus dotes de liderazgo irradian magnetismo y confianza. Se expresan con claridad y rotundidad, a veces rozando la sobreactuación para suscitar la atención y el respeto que necesitan. Pero en ocasiones pueden bordear el paternalismo o el autoritarismo con sus subordinados, lo que puede valerles reproches por su arrogancia. No encajan bien las críticas por su miedo al ridículo o a mostrarse frágiles, un aspecto típico de Leo cuando su energía trabaja en la polaridad negativa.

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